Suore Missionarie di San Carlo Borromeo Scalabriniane

El Servicio Itinerante, un proceso de reorganización de la Congregación

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El fuerte llamado del Papa Francisco con ocasión de la celebración del Día Mundial del Migrante y Refugiado 2018 todavía resuena en nuestros corazones. Los migrantes son hoy una realidad cada vez más presente en nuestras vidas, en la sociedad y en la vida de la Iglesia. Imposible no admitirlo. Los conflictos armados, las guerras y los desastres naturales obligan a muchos hombres, mujeres y niños a abandonar sus tierras simplemente para sobrevivir. Acoger así se convierte en un imperativo cristiano que no podemos ignorar, pero hay que ir más allá, hay que acoger, promover e integrar, recordándonos que detrás de las cifras hay personas que viven dramas y sufrimientos, que nos interpelan y piden nuestra atención. Como Hermanas Misioneras Scalabrinianas, la invitación a estar con los migrantes y refugiados, especialmente aquellos que viven en situaciones de mayor vulnerabilidad, no es una opción; es para cada una de nosotras un deber, una oportunidad privilegiada para vivir y expresar la misión específica que Dios nos ha confiado.

Los desafíos de la migración superan con creces nuestras posibilidades. Pero estos se multiplican si miramos generosamente, más que a nuestras posibilidades, a las necesidades de los migrantes.

El Servicio Itinerante, dentro del proceso de reorganización interna de la Congregación, tiene como objetivo fomentar una nueva forma de presencia, acción y experiencia del carisma scalabriniano. Para avanzar en este proceso, la comisión preparatoria del Servicio Itinerante se reunió en Roma del 22 al 27 de enero de 2018, junto con el Gobierno General, para dar continuidad al proceso de reflexión y planificación de este proyecto y elaborar una propuesta de preparación específica para las hermanas, a fin de calificar nuestra implementación con los migrantes y refugiados, que son para nosotros el rostro vivo de Jesús.

Queremos compartir con ustedes el trabajo realizado durante estos días y dar algunas indicaciones sobre los próximos pasos a seguir, con el fin de iniciar finalmente el Servicio Itinerante:

Redacción final del reglamento “ad experimentum”, integrando todas las aportaciones recibidas de los gobiernos provinciales, a partir de la reflexión que se les había solicitado:

Amplia reflexión sobre la realidad migratoria actual. En este contexto, se han identificado posibles lugares donde el Servicio Itinerante es más solicitado por el clamor de los migrantes y donde la Congregación puede establecer acuerdos de colaboración con otras Instituciones. Inicialmente, se pensó en países como Nigeria, Indonesia, India, la frontera entre la República Democrática del Congo y Angola, México, el éxodo de venezolanos (Roraima-Brasil, y posiblemente otros países), Lesbo-Grecia;

Encuentro y diálogo con los representantes de las Fundaciones de las Hermanas del Buen Pastor y de los Hermanos Maristas para conocer su trabajo, cómo apoyan sus servicios congregacionales y compartir sus experiencias en el campo de la búsqueda de recursos para la realización de sus proyectos misioneros. Estas experiencias son valiosas para nosotros en la medida en que nos muestran posibles formas de buscar ayuda para la realización del Servicio Itinerante.

Reflexión sobre algunas posibles formas de preparación específica de las hermanas, elaborando un plan que tendrá dos etapas:

1er curso on-line con temas que serán desarrollados por expertos durante algunas sesiones de estudio; aprendizaje de idiomas, tanto en el país de residencia como intensivamente en otros países; experiencias en instituciones que pueden enriquecer la implementación de las Hermanas en el Servicio Itinerante.

2º – Un encuentro residencial: se prevé una etapa intensiva de corta duración con la participación de un grupo de hermanas. Durante esta reunión, junto con la contribución de consultores expertos, habrá un intercambio de experiencias y temas de estudio en profundidad.

El Servicio Itinerante quiere ser un icono visible de la fe de las Hermanas Misioneras Scalabrinianas, que expresa su amor a Dios y su decisión públicamente profesada de dar su vida en el servicio evangélico y misionero a los migrantes y refugiados. Con alegría podemos decir que tenemos una adhesión significativa de hermanas que se han inscrito, al igual que muchas otras que apoyan este servicio, esto muestra cómo la obra misionera está viva en los corazones de las hermanas y en la Congregación.

Ya sea en África, Asia, América o Europa, el Servicio Itinerante estará presente en nombre de cada hermana de la Congregación de las Hermanas Misioneras Scalabrinianas. Los que están presentes en las diversas misiones, como los que ofrecen sus dolores y sacrificios y el cansancio de la oración, participan todos en la misión de acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes y refugiados que Dios nos ha confiado.

El trabajo que la comisión ha realizado hasta ahora es sin duda incompleto, porque todavía estamos en la fase de construcción. Estamos convencidos de que “en camino” el proceso ayudará a mejorar y adaptar el Servicio a las circunstancias de los tiempos y lugares. Nos atrevemos, sin embargo, a empezar, a empezar, a ponernos en camino como “Iglesia saliente”, hacia los migrantes y los refugiados.

Consideramos muy importante el encuentro del Superior General y del Consejo con los Gobiernos Provinciales de la Congregación, que tendrá lugar en Chicago en abril de 2018, donde se estudiarán, analizarán y tomarán decisiones con vistas a la concreción de las actividades.

Agradecemos a todas las hermanas y jóvenes en formación que oran y apoyan la implementación de esta propuesta aprobada por la IX Asamblea General de la Congregación (2016), sobre el Servicio Itinerante de las MSCS. Que nuestras hermanas que ya están en el cielo nos ayuden a ser cada vez más misioneras y testigos audaces del amor de Dios, con los migrantes y refugiados.

Por intercesión del Beato Juan Bautista Scalabrini, de la Beata Assunta Marchetti y del venerable siervo de Dios Giuseppe Marchetti, confiamos este proceso al Señor, pidiéndole que fortalezca nuestro camino para poder dar respuestas nuevas y cada vez más apropiadas a las llamadas de nuestros hermanos migrantes y refugiados.

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