El 4 de marzo, el Papa Francisco comentó el episodio evangélico de Jesús que echó a los migrantes del templo, subrayando cómo dijo Cristo:
“No hagáis de la casa de mi Padre un mercado”. El Pontífice explica que esta enseñanza es “siempre relevante, no sólo para las comunidades eclesiales, sino también para los individuos, para las comunidades civiles y para las sociedades. Es común, de hecho, aprovechar las buenas actividades, a veces legítimas, para cultivar intereses privados, si no incluso ilegales.”.